lunes, 17 de enero de 2011

Darle estabilidad política al país

¿GABINETE MULTIPARTIDARIO O GOBIERNO PARLAMENTARIO?

(*) Por Cesar Robles Ascurra

El ex premier Carlos Ferrero acaba de plantear la necesidad de que el próximo gobierno conforme un Gabinete multipartidario con la finalidad de darle al país un período de estabilidad política que sirva de base para un desarrollo consensuado y sin mayores sobresaltos (El Comercio 11-01-11).

Esta propuesta se justificaría por la alta dispersión del voto y la atomización de la representación política que se expresaría en el futuro Congreso de la República.
Esta propuesta, audaz, y real sobre todo, plantea un debate mayor y de fondo, que tiene que ver con la viabilidad o no del sistema presidencialista que rige en nuestro país.
Desde los inicios de la República, la tradición presidencialista ha sido en el fondo la expresión de un caudillismo y un autoritarismo tan acendrado en nuestra sociedad que ésta tuvo su origen en los gobiernos de corte militar que han administrado el país casi en la mitad de vida republicana.

La asunción civil al gobierno nacional no solo recogió esa vieja tradición autoritaria, sino que en algunos casos la exaltó, como en el gobierno del oncenio de Augusto B. Leguía, y, recientemente, en el de Alberto Fujimori.
En los últimos tiempos, la fragilidad del sistema político y las constantes crisis de gobernabilidad, hacen necesario replantear el sistema presidencialista como forma de gobierno nacional.

En sociedades más democráticas, el gobierno y el poder se crean, recrean y sostienen en el Parlamento Nacional, que es la fuente y expresión de la voluntad popular. Si esto es así, nos preguntamos: ¿Por qué no podemos plantearnos la modificación de esta estructura de poder?

Un régimen parlamentario, a diferencia de un gabinete multipartidario, representaría mejor el ánimo y la voluntad de los electores, y haría que la política y sus partidos se acerquen más a la ciudadanía, respeten sus propuestas de gobierno y se construyan mayores y mejores consensos en tanto objetivos y coincidencias programáticas.
Incluso, en situaciones como la disolución del Parlamento, dentro de los marcos constitucionales, no se produce una crisis del régimen. Por el contrario, se podría afirmar que lo oxigena y crea canales propios para la resolución de conflictos, tal como afirma Fernando Tuesta en su blog Politika.
Pero darle viabilidad a esta propuesta no es sólo cuestión de voluntad política, sino que requiere de una reforma constitucional que este Congreso de mayoría aprista no está en la capacidad de realizarla.
La clase política, en particular los candidatos presidenciales, tienen la palabra. ¿Habrán madurado lo suficiente como para estar a la altura de tan gran responsabilidad?

(*) Periodista
Este regalo musical es dedicado para mi hermosa madrecita, Martha Ascurra, quien se encuentra recuperándose de una dolencia de salud. Fuerza Barbi.