domingo, 28 de diciembre de 2008

EL DELITO DE PENSAR DIFERENTE


SOBRE DISIDENCIAS, TELETONES Y LENTEJUELAS

Por César Robles Ascurra (*)

No han pasado más que unos días desde que la Sala Penal Nacional revocara la detención de Roque Gonzales La Rosa, dirigente de la Coordinadora Continental Bolivariana para que ahora en ese mismo poder del Estado, en complicidad con autoridades y funcionarios del gobierno aprista levanten una nueva amenaza en contra de la democracia, la libertad de agrupación y expresión de ideas al ordenar la detención de trece dirigentes de la izquierda peruana.

Raro este país, pues mientras el Premier Yehude Simon se reúne públicamente con los dirigentes de la izquierda, Alberto Moreno, Olmedo Auris, Renán Raffo, entre otros, y declara que los mencionados no tienen ninguna vinculación con el terrorismo, el juez Omar Pimentel Calle del Segundo Juzgado Supranacional ordena la inmediata ubicación y captura de los dirigentes políticos acusándolos de ser “colaboradores” del terrorismo internacional.

Con esta nefasta decisión judicial, asistimos a la instalación de un nuevo escenario político que tienen entre sus objetivos el de amedrentar a los dirigentes populares y de izquierda, así como el de evitar que los temas trascendentes en la vida política conciten el interés nacional.

Porque más que jurídico o legal, la acusación judicial de “colaboración” con el terrorismo internacional reviste un claro tinte político, de persecución y de represión a las ideas de quienes piensan diferente o disienten del sistema.

Por esto mismo, no es casualidad que una investigación de este tipo se realice de forma completamente reservada, casi clandestina, como si se tratara de “peligrosos” elementos a los que hay que atrapar a como de lugar y llevarlos a la justicia. Y lo peor, que la acusación y el mandato de detención sólo se haya conocido por las declaraciones públicas del ministro del Interior Remigio Hernani en un programa periodístico de televisión.

De otro lado, a tenor de lo dicho por el ministro Hernani, es que se habrían encontrado correos electrónicos en la computadora personal del extinto Raúl Reyes que “comprometerían” a los dirigentes de la izquierda en actos vinculados a las FARC colombiana. Esto simplemente no resiste el mayor análisis y le da poca credibilidad a la sustentación de la resolución del autoapertorio de instrucción.

No olvidemos, como dato, que Nubia Calderón, la “embajadora” de las FARC, personaje que desata esta cacería judicial, también entabló conversaciones y diálogos con los principales líderes del partido aprista, y además, visitó el Congreso de la República.

Siguiendo la lógica de la justicia peruana, acaso no sería factible también indagar e investigar ¿qué es lo que trataron o abordaron en las mencionadas reuniones los dirigentes del partido aprista con la “embajadora” de las FARC?, ¿acaso no reviste un manto de sospecha la actitud aprista de querer ocultar este hecho?
El fondo del asunto sin embargo es otro, y pasa por el difícil y agudo problema económico y financiero que se viene con el tema de la crisis internacional, el decaimiento de nuestras exportaciones y las anunciadas medidas de despido de parte de los empresarios, que cual espada de Damocles, pende sobre los trabajadores. Lo otro, es la respuesta organizada que prepara la CGTP y la agudización de la polarización social y política en el país. A falta de teletones, teteos y lentejuelas, bueno es crear los escenarios y las condiciones para distraer a la platea.

(*) Periodista
Surgida al calor del "combate" como diría el gran Piero Bustos, y junto a Ricardo Silva, allá en la década de los 80s, iniciaron en Matute, en el distrito de La Victoria, una movida que fusiona el folklore andino con el rock urbano, dando nacimiento a una de las mejores bandas de la capital como es Del Pueblo y del Barrio.


viernes, 19 de diciembre de 2008

BARETO, LA MUSICA Y LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO


Por Cesar Robles Ascurra (*)

Hace más de dos décadas, en la casita humilde pero a la vez digna de mi querido padre, allá en lo que es el barrio de San Juan de Bellavista, en Chosica, el joven Eladio Robles, obrero de la fábrica de calzado “Bata”, recordaba con nostalgia los años idos de su infancia en las alturas de Cerro de Pasco al ritmo de la canción “muchacho provinciano” del recordado Lorenzo Palacios Villanueva, el popular “Chacalón”.

Pero fue la música de Los Shapis la que atrapó los sentidos y el corazón de mi padre y de una buena parte de la juventud de su tiempo. Ese famoso grupo que integraron Julio Simeón, mejor conocido como Chapulín el Dulce, y Jaime Moreyra, allá por la década de los 80s.

Temas como Somos Estudiantes, El Aguajal, Borrachito Borrachón, Ladrón de Amor, La Novia, Corazón Andino, Tengo Que Mentir, Ambulante Soy, Mi Tallercito, Marujita, entre otros éxitos, marcaron la vida de toda una generación de inmigrantes llegados a la capital no sólo con su fuerza de trabajo, sino también con sus costumbres, sus tradiciones y su música.

En un principio, considerado marginal, expresión de las zonas populares y de las barriadas de la periferia de la capital, la música tropical andina o también conocida como “chicha”, fue el género que estigmatizaron y encasillaron como expresión del “lumpen” o de la “cholada” limeña.

Sin embargo, ya a principios de los 90s, grupos como Agua Marina, Armonía 10, y antes Rossy War, fueron quienes irrumpieron y derribaron las ya delgadas líneas divisorias entre los sectores populares y las clases medias y aristocráticas de Lima.

Hubo pues, una mezcla cultural a través de la música, y principalmente en estos años con orquestas como El Grupo 5, Los Caribeños, Los Hermanos Yaipen, entre otros, quienes le impusieron el ritmo y el estilo norteño, y dieron forma a lo que hoy es la cumbia moderna, aquella que es seguida, bailada y cantada, no sólo en las zonas populares, sino también en balnearios exclusivos de Lima, como Asia, o en algunas discotecas de Barranco o Miraflores.

Pero lo que ha acabado por encandilar al auditorio, a las discotecas y a las “carpas” de todo Lima, es esa onda retro que de la mano del grupo Bareto se está abriendo pasó a punta de tocadas y de mezclas musicales. Liderados por Joaquín Mariátegui, esta banda se ha dado a la difícil tarea de rescatar la originalidad de la música amazónica, así como de la tropical andina, popular y universalmente conocida como “chicha”, la del popular “Chacalón”, de “Chapulín el Dulce” y de Juaneco y su Combo.

Luego de escucharlos y verlos, uno no puede más que inquietarse e interrogarse ¿acaso no es la música uno de los componentes o factores que pueden generar identidad en un país tan carente de coincidencias y de expresiones culturales comunes?

Sin embargo, lo que queda claro es que algo está sucediendo en el Perú para que jóvenes clasemedieros de barrios como Miraflores, Barranco o San Borja se atrevan a incursionar en el género “chicha” que inmortalizaron Los Shapis, o Chacalón y La Nueva Crema.

La mezcla musical del rock, el ska, y el jazz, con lo mejor del género tropical andino hacen que no sólo las barreras y los prejuicios sociales desaparezcan, sino que se encuentren generaciones tan disímiles pero a la vez tan comunes en la búsqueda de una identidad.

(*) Periodista

Cuántos de nosotros no crecimos contagiados por las canciones de Los Shapis que tanto bailaron y cantaron nuestros padres. Aqui un acustico de Bareto para el recuerdo y alegría de todos.



Cuando canta "Chacalón" bajan los cerros decía la gente cuando eramos chicos. "Muchacho provinciano" fue una canción que marcó a muchas generaciones.

viernes, 12 de diciembre de 2008

LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS EN PIURA Y TUMBES

Los Tallanes
Por César Robles Ascurra (*)

La muerte vuelve a la carga,
con sus uniformes y sus escribas
”.

Julio Yovera Ballona (1)

Señoreaban por estas tierras los curacas Copiz, Cutivalú, Maizavilca y Chirimasa en los años de 1528, en tiempos de la llegada de la primera expedición conquistadora al mando del capitán Bartolomé Ruiz a la caleta de Puerto Pizarro, en la ciudad que ahora conocemos como Tumbes.

En estas tierras florecieron las culturas Tallan, Tumpis y en menor medida las culturas de los Guayacundos, Huancapampas y los Vicús, en la época pre hispánica, así como el primer gobierno de mujeres curacas que la historia recuerde conocido con el nombre de Las Capullanas en la costa norte de Piura.

Sobre el particular, en el libro La Cultura Tallán de Genaro Maza Vera, se menciona que el cronista Fray Reginaldo Lizárraga dice al respecto: “A orillas del río Motupe hallé un pueblo gobernado por mujeres que eran Las Capullanas, llamadas así por los españoles a causa de su vestido que tenían a manera de capuces, con que se cubren de la garganta hasta los pies, ciñéndose la cintura con bandas”.

La etnia Tallan fue un pueblo agrícola, y convirtió los valles de Tumbes, del Chira y de Piura en zonas ricas y fértiles, lo que les aseguraba una gran productividad de alimentos, a la vez que causaba el asombro de los primeros conquistadores.

En su Crónica del Perú, cuenta Cieza de León: “este valle de Tumbes solía ser muy poblado y labrado, lleno de lindas y frescas acequias, sacadas del río, con las cuales regaban todo lo que querían, y cogían mucho maíz y otras cosas necesarias a la sustentación humana, y muchas frutas muy gustosas”.

Sin embargo, lo que habría de caracterizar a los tallanes sería su dominio sobre el mar a través de la navegación a vela. Nuevamente en el libro de Genaro Maza, refiriéndose a Cieza de León, el cronista describe el encuentro entre Bartolomé Ruiz y los balseros tallanes:
“Y navegando su camino otro día, a ora de nona, vieron venir por la mar una balca tan grande que parecía navío y arribaron sobre ella con la nao y tomárosla con quinze o veynte yndios que en ella venían vestidos con mantas, camisetas y en ávito de guerra; y dende a un rato vieron otras balcas con gente”.

Pero mucho antes, fue el príncipe Inca Tupac Yupanqui, quien llegado a estas tierras en plena expansión del Imperio del Tahuantinsuyo, quien se había sorprendido gratamente con la sabia y habilidad de los pescadores tallanes y con la fortaleza de sus grandes balsas que servían para surcar la mar.

La habilidad y la fortaleza tallana por dominar el mar es la que impulsa al joven Inca Tupac Yupanqui ha iniciar sus expediciones marítimas, lo que lo lleva a descubrir Polinesia, en Oceanía, (2) algo que la historia oficial no le ha reconocido y que la Marina de Guerra del Perú haría bien en considerar.

Algunos historiadores tumbesinos sostienen que fue el capitán Bartolomé Ruiz, en ese encuentro fortuito con las balsas tallanas, quien dispuso que se llevaran a los indígenas con el propósito de “adoctrinarlos en la fe católica y enseñarles el español para que oficiaran de intérpretes, siendo bautizados con los nombres despectivos de Francisquillo, Martinillo y Felipillo”.

Esto último fue clave en el proceso de conquista del Imperio, ya que facilitó el entendimiento entre el pueblo indígena y el invasor hispano.

En relación a su dominio geográfico, apuntes históricos señalan que los tallanes se asentaron en el “área de extensión geográfica que comprende las zonas de Manta en el Ecuador, por el norte, y por el sur hasta Olmos, y 20 leguas hacia el interior”.

Su lengua fue el zec, y se caracterizaban por ser un pueblo guerrero, a diferencia de los Vicús, pueblo que representó a través de sus ceramios una inclinación homosexual, siempre sujetos a la dominación de turno, primero bajo los Mochicas, luego bajo la influencia Chimú y posteriormente bajo la égida del Imperio Inca.

(*) Periodista
1. Extracto del libro Río Blanco, Crónicas y Canto de Julio Yovera Ballona, Ediciones 2008
2. Para mayor información, consultar
http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%BApac_Yupanqui
También el libro Conversaciones con Antauro Humala del periodista Pedro Saldaña, Ediciones 2008

Nota: Responsabilidades políticas en la organización en la que milito me ausentaron de la capital por espacio de dos semanas, lo que ha impedido que podamos actualizar y renovar nuestro blog. Asumiendo nuestro compromiso con los compañeros que nos siguen por la red, presentamos ahora un primer artículo de una saga que estamos preparando respecto a las ciudades de Piura y Tumbes.
Y para disfrutar de la música, la fuerza telúrica de Alborada nos irá a transportar a tiempos milenarios, recreándonos un ambiente propio de un pueblo heroico como histórico. Un viaje al pasado que nos dará brios de lo que habremos de construir en el futuro.